¿Qué tipo de retenedor dura más?
Todos nosotros tenemos un retenedor favorito. Pero cuál de ellos dura más. Este nuevo estudio nos puede ayudar a decidir.
La retención es uno de los temas más candentes en la ortodoncia. Desafortunadamente solo existe un nivel moderado de evidencia para ayudarnos a escoger nuestros retenedores. Como resultado, nuestras decisiones están basadas en las preferencias del operador y del paciente. El estudio fue publicado en el EJO y fue realizado por un equipo de investigadores de Nueva Zelandia. Tuve el placer de reunirme con ellos el año pasado cuando visité ese país, por cuatro días, invitado a dictar una conferencia.
Survival analysis of orthodontic retainers Carrol Jin et al
European Journal of Orthodontics: On line
doi:10.1093/ejo/cjx100
Este estudio fue hecho para contestar la siguiente pregunta:
¿Cuál es el tiempo de supervivencia de los diferentes tipos de retenedores y cuáles son las causas de sus fallas?
¿Qué fue lo que hicieron?
Fue un estudio retrospectivo. Ustedes se deben estar preguntando “¿Qué está pasando aquí, el generalmente no comenta sobre estudios retrospectivos? Ustedes estarían en lo cierto ya que tengo la tendencia a evitar las investigaciones retrospectivas debido al sesgo inherente que tiene durante la selección de la muestra. Sin embargo, a veces vale la pena leer este tipo de estudios porque son la mejor evidencia a largo plazo que podamos tener. Sobre esto voy a hablar más adelante. Continuemos pues con el análisis crítico de este estudio.
Se obtuvieron datos de los archivos del departamento de ortodoncia en Otago, Nueva Zelandia de 2003 a 2014. Los pacientes habían sido tratados por los residentes y fueron ellos quienes pusieron los retenedores.
Obtuvieron el registro de 591 retenedores de 309 pacientes. Estos incluían 199 Hawleys, 34 hechos al vacío, 278 retenedores fijos linguales y 80 combinaciones.
De los registros de cada paciente se obtuvo el año en que fueron puestos, el tiempo de supervivencia, la razón por la cual falló el retenedor. Adicionalmente se incluyeron los datos demográficos estándar de cada participante.
Finalmente, usaron un análisis de supervivencia y de regresión para evaluar la vida útil y la tasa de fracaso en cada tipo de retenedor.
¿Qué fue lo que encontraron?
Encontraron que los retenedores con los tiempos mas largos de supervivencia en término de días fueron los fijos linguales (1604) y los Hawleys (1529). Los que menos duraron fueron las combinaciones (258) y los hechos al vacío (105).
No hubo diferencias significativas entre los fijos linguales y los Hawleys. Sin embargo, si hubo diferencias entre las combinaciones y los hechos al vacío en comparación con los Hawleys y los fijos linguales.
Cuando analizaron las principales causas de fallas establecieron que la tasa media de fracaso en todos los retenedores era del 43% (¡pienso que es bastante alta!). El que más se perdía era el Hawley (52%), el fijo lingual el que más se descementaba y, el que más fácilmente se fracturaba, era el hecho al vacío (43).
¿Qué pienso yo?
Este estudio nos brinda información muy útil. Sin embargo, debemos ser cuidadosos a la hora de interpretar los datos. Esto se debe a que el diseño retrospectivo tiene dos sesgos fundamentales.
Primero que todos no sabemos el número verdadero de pacientes a los cuales se les puso retenedores durante el periodo del estudio. La “bandera de alerta” que yo detecté fue el número total de retenedores que fueron para 309 pacientes durante un periodo de 11 años. Esto me llamó la atención al ser un número relativamente bajo y debe haber un sesgo de selección en el estudio.
Tampoco sabemos cuántos retenedores fallaron y los pacientes no regresaron a revisión. Esto significa que puede haber una cantidad no determinada de información faltante.
También debemos considerar que no sabemos el efecto exacto de estos factores en los datos. Todo lo que yo puedo concluir es que posiblemente exista un alto grado de incertidumbre en la información que podemos obtener de este estudio.
Sin embargo, no debemos desechar por completo esta investigación sin considerar otro tipo de metodologías que nos podrían brindar una mejor información. Idealmente podríamos hacer un ensayo o un cohorte prospectivo. Esto podría reducir el sesgo en la selección de la muestra, pero si llevamos a cabo este tipo de estudio por un largo periodo de tiempo, la tasa de deserciones sería muy alta y podríamos tener problemas y un sesgo en la colaboración. No hay una solución sencilla a este problema y lo que yo puedo sugerir es que debemos ser cuidadosos a la hora de evaluar e interpretar estos estudios.
En resumen, pienso que solo podemos concluir que hay diferentes tasas de supervivencia para cada uno de los retenedores. Por mi lado continuaré usando los retenedores hechos al vacío porque me gustan y son fáciles de remplazar cuando se dañan o los pierde el paciente.
Emeritus Professor of Orthodontics, University of Manchester, UK.